septiembre 21, 2021 4 Minutos

Tuvimos un largo invierno. Estoy escuchando de muchos amigos y padres de pacientes que están agotados, exhaustos del aislamiento y la sobrecarga de cumplir múltiples roles. Muchos han visto señales de este mismo cansancio y mal humor en sus niños, quizás usted también lo ha visto.

¿Entonces cómo se ve la depresión (o la versión más ligera llamada “disforia”) en los niños? ¿Es permanente o reversible? ¿Cuándo debería preocuparse?

 

En primer lugar, vale la pena recordar que todos los niños responden al estrés en diferentes maneras. Algunos se portan mal, gritan y lloran, tratan de controlarlo todo, o usan sus cuerpos para comunicar su sufrimiento interno (en otras palabras, golpean, patean y empujan). Algunos niños se vuelven hacia adentro, y parecen “apagarse” y verse sombríos. Una amiga me dijo que su hijo pareciera haber “entrado en hibernación” durante la pandemia, sólo quiere estar en su pieza. Cualquiera sea el estilo de reacción al estrés, los niños que se sienten deprimidos puede que les importen menos cosas que usualmente los hacen felices, puede que se nieguen a probar cosas nuevas, puede que culpen mucho a otros, o que digan cosas negativas sobre sí mismos. Todo esto, sumado a cambios en el sueño, apetito, concentración, y habilidades sociales, son señales de que su ánimo está mal.

En segundo lugar, es importante saber que los niños son muy resistentes. Es por lo que me convertí en pediatra: ¡los niños mejoran con tratamiento! La terapia de juego es de hecho una manera de que los niños se pongan en contacto con sus sentimientos, o construyan relaciones más positivas con sus padres. Aquí hay algunos ingredientes cruciales de juego que ayudan a promover estos cambios.

4 Maneras en que el juego ayuda a los niños a ponerse en contacto con sus sentimientos:

1. Siéntese y deje que ellos tomen la iniciativa.

Una de las cosas que los padres tienden a hacer cuando sus niños se ponen malhumorados o desafiantes es controlar más. El juego, por otro lado, permite que su hijo se sienta más en control y deja que usted sólo observe. Apague las distracciones digitales, saque para jugar lo que su hijo esté de humor (crayones, bloques, figuras de acción, ¡lo que sea!) y no dirija el juego. Está bien hacer preguntas, o decir cosas como, “¡oh eso está genial!” o “¿qué puedo dibujar yo?”, pero trate de notar cuando usted quiere saltar a controlar las cosas, y resista el impulso.

2.Encuentre actividades que saquen sonrisas.

Una de las mejores cosas de jugar es la alegría natural de puede venir de ser absurdos juntos, reventar burbujas, perseguirse y hacerse cosquillas, o contar bromas. No necesita demandarle a su hijo que lo acompañe, puede empezar sin ellos y dejarlos escoger si quieren participar (de esta manera se sienten más en control). Estudios muestran que jugar en “sincronía” con sus hijos, como tomar turnos para reventar burbujas, bailar las mismas canciones, o hacer caras divertidas en el espejo, es grandioso para su desarrollo emocional.

3.Haga que identificar emociones sea un juego.

Cuando veo a un niño en la clínica pediátrica de desarrollo conductual, a veces saco una cuadrícula con 4 círculos que luego convierto en rostros con diferentes emociones. Dejo que ellos me ayuden a dibujar los rostros, identificar los sentimientos, y enumerar algunas cosas que los hacen sentir de esa manera. También hablamos acerca de lo que ellos hacen para sentirse mejor cuando eso ocurre, y cómo regresan a la zona “verde”. Les pregunto sobre cómo se estará sintiendo su personaje favorito de libro. Las emociones no tienen que asustarnos, necesitamos enseñarles a nuestros hijos que ellas son algo de lo que se puede hablar y se puede manejar.

4.Mantengan sus cuerpos en movimiento.

Sentarse cada día en el mismo lugar para el colegio online, ver más televisión, o de otra manera sentir el confinamiento en su hogar puede afectar el ánimo de su hijo. Terapeutas ocupacionales saben que estirar las articulaciones, rebotar, columpiarse, u otras actividades sensoriales/motoras pueden ayudar a los niños a sentirse alertas y más positivos. Mire alrededor de su patio o vecindario para ver que podría usar para una rutina diaria de movimiento de cuerpo.

 

El juego es una manera poderosa de adentrarse un poco en la mente de su hijo y darle una sensación de control y dominio de la vida. Al salir de un año tan estresante y desorientador, nuestros niños necesitaran ayuda con su ánimo y sus emociones al igual que nosotros. Si usted está en el punto en que es difícil que su hijo haga algo que no sea de pantallas, si está discutiendo todo el tiempo, o se siente impotente para poder criarlos, eso está bien. Encontrar un terapeuta que lo ayude a usted y a su hijo a recuperarse de un período difícil puede sumar a construir habilidades que duraran toda la vida, ¡Me ha pasado!

 

Dra. Jenny Radesky, Asociación Americana de Pediatría.

Traducido por Pilar Tocornal W.